
26 De Octubre De 2025
Dios no se compra ni con acciones culturales, ni con palabras solas; el Señor escucha a quien suplica humildemente, y rechaza al que se vanagloria y desprecia a los demás. Pablo, ante su muerte, hace un balance de su vida y observa que el Señor nunca se ha dejado ganar en generosidad.
ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, rico en dones y gracias, al presentamos ante ti tal como somos, con todas nuestras limitaciones y flaquezas, tú nos recibes con gran amor. Aquí nos tienes, Señor, pidiéndote juntos que sepamos dejarlo todo en tus manos. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA: Si 35:15-17, 20-22
La primera lectura nos habla del poder de la oración. Dios jamás deja de escuchar la oración de sus fieles. Nuestras aflicciones son también las aflicciones de Dios y no hay ningún sufrimiento nuestro que Dios no conozca ni desee remediar.
SALMO RESPONSORIAL: Sal 34:2-3, 16 y 18, 19 y 23
R/ SI EL AFLIGIDO INVOCA AL SEÑOR, ÉL LO ESCUCHA.
1. Bendeciré al Señor en todo tiempo,
no cesará mi boca de alabarlo
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R/
2. El Señor aparta su cara de los malos
y borra de la tierra su recuerdo.
En cuanto gritan, el Señor escucha,
y los libra de todas sus angustias. R/
3. El Señor está cerca del corazón deshecho
y salva a los de espíritu abatido.
Pero el Señor libra el alma de sus siervos,
el que se ampara en Él no tendrá que pagar. R/
SEGUNDA LECTURA: 2 Tm 4:6-8, 16-18
Del mismo modo que Dios no abandonó a Jesús, nos acompaña a nosotros cada día de nuestra vida. Los hombres nos pueden dejar solos, pero Dios es fiel y estará siempre con nosotros.
ALELUYA: 2 Co 5:19
Aleluya, aleluya.
Dios estaba en Cristo, reconciliando el mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Aleluya.
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 18:9-14
El evangelio de San Lucas nos habla de dos maneras opuestas de orar. El fariseo no pide nada a Dios: está plenamente satisfecho de sí mismo y de su condición presente. La oración del recaudador de impuestos, en cambio, es una petición humilde: reconoce su condición de pecador, y confía.