See other templates

 

Recuperar el ánimo
encontrándose con Cristo
(Lucas 24; 13-35)

 

Como Jerusalén se hacía cada vez más peligrosa, dos discípulos caminaban hacia el pueblo de Emaús. Jesús mismo se acercó a ellos y les hizo compañía durante el camino. Pero los ojos de los discípulos estaban obstaculizados y no podían reconocerle. Al entrar con ellos en la casa de Emaús, tomó el pan, lo partió y se lo dio a sus discípulos. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron. Pero, en ese momento, Él desapareció. Sin perder tiempo, los dos discípulos fueron a buscar a los once de Jerusalén.

 


Era exactamente el mismo Jesús, aunque su apariencia era completamente diferente. Los dos discípulos no le reconocieron hasta que tomaron el Cuerpo de Cristo y se les abrieron los ojos.


Jesús desapareció ante sus ojos súbitamente, pero los discípulos recuperaron el ánimo al verle y partieron hacia Jerusalén sin perder tiempo. Cansados del viaje, hubieran querido tomarse un baño, luego una cerveza y dormir, pero ellos salieron a buscar a los apóstoles. Era de noche, pero volvieron a Jerusalén sin ninguna linterna.



Todo es cuestión del ánimo. Si estamos desanimados, tanto que querríamos renunciar a hacer lo que debemos hacer, basta con encontrarnos con Cristo y recuperar el ánimo. Una vez que comulguemos, podemos caminar con ánimo. Caminemos hacia nuestra familia y nuestros buenos amigos.


Nosotros que estamos enfrentándonos a esta prueba del corona virus, deseamos tomar el camino de servir a los demás para salvar a las personas. Al encontrarnos con Cristo, caminamos el mismo camino que Él, pero no caminamos solos. Caminamos con Cristo que es “el compañero del camino” en “este camino” que es “Cristo mismo”. Como dijo S. Pablo, “No soy yo el que está vivo, sino que Cristo vive en mí.” (Gálatas 2; 20)”.



Conoce a Cristo y rejuvenece con los discípulos de Emaús todos los días.

J. Garralda

 

002182872

Te esperamos en el Centro Loyola

Actividades del Centro Loyola

Volver