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Semana Santa 2024

Decimocuarto Domingo Del Tiempo Ordinario

7 de Julio de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

El mundo desea la paz. Isaías habla de la paz prometida a Jerusalén, símbolo de la familia de Dios. Los discípulos son enviados a ser portadores de paz. La verdadera paz es la que nace de la cruz que cada uno conlleva con Cristo, fuente verdadera de gracia y liberación.

 

ORACION

Oh Dios, fuente de la salvación, tú nos enviaste a tu hijo Jesús para enseñar el camino de la paz y de la unidad a este mundo nuestro que sufre división y confrontación. Te pedimos que todos los que participamos en esta asamblea sepamos escuchar con un corazón nuevo la palabra de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Is 66:10-14

El pueblo de Dios tiene un Padre, del que todos somos hijos por elección gratuita; y pertenecemos a una familia que invita a cada uno a la vida plena.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 66:1-2 y 4, 5 y 9

R/ ACLAMEN AL SEÑOR EN TODA LA TIERRA


Aclamen a Dios en toda la tierra,
Canten salmos a su glorioso nombre,
Hagan alarde de sus alabanzas.
Digan a Dios: ¡Qué terribles son tus obras! R/

Toda la tierra ante ti se inclina,
Te cantan y celebra tu Nombre.
Vengan a ver las obras de Dios:
Sus milagros que a los hombres espantan. R/

Transforma el mar en tierra firme,
Por el río pasaron caminando;
¡Que para él sean nuestros festejos,
para el Valiente, siempre vencedor! R/


SEGUNDA LECTURA: Gal 6:14-18

San Pablo no desea otra cosa en la vida que parecerse al Señor. Leamos la segunda lectura y pidamos la gracia de vivir como Jesús vivió.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Co 3:15,16

Aleluya, aleluya Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; la palabra de Cristo habite entre vosotros con toda su riqueza. Aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 10:1-12, 17-20

Lucas nos recuerda que Jesús entrega a sus discípulos: oración, pobreza, mensaje de paz y entereza para anunciar el Reino de Dios.

 

Tema: “No Ser Alforjas Sino Fuentes”

 

Esta frase es de San Agustín, explicando el evangelio de este domingo. Jesús en el discurso que da a sus doce apóstoles antes de enviarlos en misión,

les dice que vayan sin talega, ni alforja, ni sandalias...Cuando entréis en una casa, decid primero: “paz a esta casa” ...

Los que son como “alforjas”, son egoístas, todo lo quieren para ellos, para meterlo en su “alforja” o “saco”. En cambio, los que son generosos y viven para los demás son como “fuentes” de agua viva, que dan de beber a todos del agua viva que reciben del Señor, y no se secan, sino que dimanan siempre vida, alegría, amor servicial...

Este es el mensaje del Evangelio de hoy. Y llevar “agua viva” equivale a llevar “la paz de Jesús”. Y ¿qué es la paz?

Santo Tomás de Aquino la definió como “tranquilitas in ordine” (tranquilidad en el orden). Cuando se está en orden con Dios, con el prójimo, con toda la naturaleza, consigo mismo, entonces se produce dentro de sí ese sentimiento de “tranquilidad”, que es “la paz”.

El Concilio Vaticano II en el decreto sobre el apostolado seglar, n.33 dice:

El sacrosanto Concilio ruega encarecidamente en el Señor a todos los laicos que respondan de buen grado, con generosidad y prontitud de corazón, a la voz de Cristo, que en esta hora los invita con particular insistencia, y al impulso del Espíritu Santo. Sientan los jóvenes que esta llamada va dirigida de manera especial a ellos y recíbanla con entusiasmo y magnanimidad. Pues es el propio Señor, por medio de este santo Sínodo, quien invita de nuevo a todos los laicos a que se unan a Él cada vez más íntimamente y a que, sintiendo como propias las cosas que a Él le pertenecen, se asocien a su misión salvífica. Es Él quien los envía de nuevo a toda ciudad y lugar adonde Él mismo ha de ir, de modo que, en las diversas formas y maneras del único apostolado de la Iglesia, en constante adaptación a las nuevas necesidades de los tiempos, se ofrezcan a Él como cooperadores, trabajando siempre con generosidad en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo no es vano delante del Señor.

Hemos dicho arriba que la paz es “tranquilidad en el orden”. Pues también la podemos definir esa “paz íntima” como “concordia de cuerpo y alma”. Si no tenemos dentro de nosotros esa “concordia de cuerpo y alma”, no podremos llevarla a los demás. Así lo hace el poeta nacido en Cartagena Antonio Oliver Belmas (1903-1968) titulada:

LA PAZ ÍNTIMA

Enfría, Señor mi boca;
Señor, reduce mi brasa;
dame, como te lo pido,
concordia de cuerpo y alma.
Frente al perverso oleaje
ponme costado de gracia.
Dame, como te demando,
concordia de cuerpo y alma.
Señor, mitiga mi angustia,
remite, Señor, mi ansia;
dame, como te la clamo,
concordia de cuerpo y alma.
No dejes que los sentidos
me rindan en la batalla.
Señor, Señor, no me niegues
concordia de cuerpo y alma. 

j.v.c.  

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