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Decimo Octavo Domingo Del Tiempo Ordinario

5 de AGOSTO de 2018

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La sensación de seguridad, des-estabilidad en la vida, es algo que el hombre siempre busca. A estas necesidades diarias de los israelitas el Señor contesta con el maná, pero Jesús se presenta como el Pan de Vida que sacia para siempre y nos invita a ir cambiando nuestra mente y nuestro espíritu.


ORACION

Oh Dios, que conoces bien nuestra hambre y sed, derrama tu bendición sobre esta asamblea que busca tu salvación, y has que, encontrando a Cristo, palabra y y pan de vida, se derrame abundante la fuerza que vive en cada uno de nosotros.


PRIMERA LECTURA: Ex 16,2-4, 12-15.

El hambre en el desierto lleva al pueblo a murmurar contra Moisés y a desconfiar de Dios. El desierto es sequedad, hambre, cansancio, desilusión... Pero Dios es mucho mas poderoso para conducir a su pueblo a través de todos los desiertos.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 77:3-4, 23-24, 25 y 54

R/ EL SEÑOR LES DIO PAN DEL CIELO.

  1. Lo que oímos y aprendimos,
    Lo que nuestros padres nos contaron,
    Lo contaremos a la futura generación.
    Las alabanzas del Señor, su poder,
    Las maravillas que realizó. R/
     
  2. El hombre comió pan de ángeles,
    El Señor les mandó provisiones hasta la hartura.
    Los hizo entrar por las altas fronteras
    Hasta el monte que su diestra había adquirido. R/


SEGUNDA LECTURA: Ef 4,17; 20-24.

Si el maná era signo de la presencia de Dios, esa presencia llega también a nosotros por su Palabra,
que es alimento espiritual para vivir como hombres nuevos renovados por Cristo.


Aclamación al Evangelio Mt. 4,4.

Aleluya, Aleluya.
 No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Aleluya.

 


EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: Jn 6, 24-35.

La bondad y la grandeza de Jesús choca siempre con la pequeñez del corazón humano. El Señor quiere darnos su salvación, quiere darnos ese pan de vida capaz de saciar nuestros deseos mas profundos.

 

5 de agosto: DOMINGO 18 DEL TIEMPO ORDINARIO

La Verdadera “Búsqueda De Jesús”

 

Jesús en el evangelio de hoy corrige la “búsqueda” de la gente, que quería hacerle rey porque habían comido del pan que les había dado. “Buscar a Jesús” sale con frecuencia en los evangelios. Primero, cuando Andrés y Juan le buscan y Jesús se vuelve y les dice: “Qué buscaís? (Juan 1, 38). Y al final de su vida, después de su Resurrección, le dice a la Magdalena: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” (Juan 20, 15).


Jesús quiere de nosotros una búsqueda auténtica, que sepamos leer los signos. Pues frente a ellos hay 3 posturas:

 

Ceguera voluntaria. La de los fariseos cuando la curación del ciego de nacimiento o cuando la resurrección de Lázaro.

Miopía. Cuando se paran ante la materialidad del signo. Es la enfermedad de la multitud, que no sabe mirar en la dirección sugerida por Jesús. Como dice un proverbio chino: “Si tú señalas con un dedo al cielo ante un estúpido, el estúpido mira tu dedo”.

Captación profunda. La postura del creyente, que capta el secreto de la identidad de Jesús: “Yo soy el pan de vida”... “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed”.

Nuestra verdadera búsqueda y respuesta a estas palabras de Jesús, es

y debe ser: “Señor, danos siempre de este pan”.

La joven Santa Faustina Kowalska (1905-1938), escribió en su “Pequeño diario”:

“Me inclino delante de ti, Pan de los ángeles,
con fe profunda, esperanza, amor,
y desde lo más profundo de mi alma, te adoro
aunque yo no sea nada.
Me inclino delante de ti, Dios escondido,
y de todo corazón te amo.
El velo del misterio no me molesta,
te quiero como los elegidos del cielo.

Me inclino delante de ti, Cordero de Dios,
que borras los pecados de mi alma,
al que recibo en mi corazón cada mañana”.
Quiero terminar con una poesía tomada de la Liturgia de las Horas
de la Conferencia Episcopal de México 1973 que dice:


Señor, ¿A Quién Iremos?


Señor, ¿a quién iremos? Tu palabra
es palabra del Padre recibida.
Concede que tu Espíritu nos abra
a su luz y a su amor, fuente de vida.
Semilla de verdad, pan cotidiano,
nuevo maná que al pueblo Dios ofrece,
camino de Emaús, que de su mano
el fuego del Espíritu enardece.
Palabra que del agua hizo buen vino,
que a los pobres del reino proclamaba;
palabra que a la vera del camino
daba al ciego la luz y al mundo el habla.
Todo el que con fe la acepta y guarda
no andará en las tinieblas del pecado,
tendrá luz siempre viva, fuego que horada
en la dulce palabra del amado.
La Palabra de Dios que nos es dada
eres tú, eterna luz, verdad divina;
habla, Señor, que el alma enamorada
a los pies del Maestro se reclina.

j.v.c. 

 

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