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Trigésimo domingo del tiempo ordinario (A)

29 de octubre de 2017

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La fe cristiana es vertical y horizontal. Amar a Dios es entregarle, de verdad, lo que somos; amar al prójimo es oírlo y acercarnos a él. Esto es lo que Jesús nos dice en el Evangelio recordándonos las dos, o la única, ley cristiana.

ORACION

Oh Dios, que nos has enviado a tu Hijo Jesús, mostrándonos así tu amor sin límites, haz que, teniendo siempre presentes las enseñanzas de Cristo, podamos vivir una vida plena en amor a ti y a todos los hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

PRIMERA LECTURA: Ex 22:20-26

En cada persona necesitada está presente Dios de un modo muy especial: esta es una de las enseñanzas fundamentales de la Biblia. Nadie puede acercarse a Dios si no es atendiendo y defendiendo a los más débiles dentro de la sociedad en la que vive. 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 17:2-3, 4, 47 y 51

R/ YO TE AMO, SEÑOR, TU ERES MI FORTALEZA.

  1. Yo te amo, Señor, mi fuerza.
    El Señor es mi roca y mi fortaleza
    Es mi libertador y es mi Dios. R/
     
  2. Es la roca que me da seguridad;
    Es mi escudo y me da la victoria.
    Invoco al Señor que es digno de alabanzas,
    Y me veo libre de mis enemigos. R/
     
  3. ¡Viva el Señor! ¡Bendito sea mi Roca!
    ¡Ensalzado sea el Dios que me salva!
    Tú que a tu rey das victoria tras victoria,
    Y sigues con tus favores a tu ungido. R/
     

SEGUNDA LECTURA: 1 Ts 1:5-10

No hay mejor modo de comunicar la fe en Dios que el ejemplo. La alegría de vivir en evangelio es contagiosa y es más fuerte que las críticas de todos aquellos los que se oponen a Dios y al cristianismo.

 

Aleluya Jn 14:23

Aleluya, aleluya.
Si alguno me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él. Aleluya

 

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO Mt 22:15-21

El amor da sentido cristiano a todo lo que hacemos: el trabajo, la oración, el estudio. Ser cristiano es cumplir en todo el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.. 

29 de octubre: Domingo 30 del tiempo ordinario

TEMA: “LOS DOS AMORES”

Jesús nos habla en el Evangelio de “los dos amores”: amor a Dios y amor al prójimo, las dos leyes fundamentales del Judaísmo y de nuestra religión: el Cristianismo. Pero ¿qué es el amor?


  En la Edad Antigua, S. Juan Clímaco dijo: “Quien habla del amor a Dios, habla de Dios mismo, porque Dios es amor...Quien desea medir con palabras la amplitud de ese concepto: “Dios es amor”, se parece a un ciego que sobre una nave quiere medir la profundidad del mar”. 


  En el siglo IV S. Basilio, otro Santo Padre, escribió en un tratado sobre la vida espiritual que el amor a Dios más que un mandato es una tendencia natural del alma humana. Dice: “todos amamos la luz y la belleza. Incluso vamos de viaje a ver las bellezas lejanas de paisajes naturales. Hasta los animales se alegran cuando sale el sol. Pues Dios es la luz pura y la belleza infinita. Por lo tanto es natural que el alma sienta el deseo de Dios. ¿Hay un deseo más ardiente que la sed provocada por Dios en el alma purificada, que clama con sincera emoción: El amor me ha llagado?. Pero además de este primer motivo hay otros. El segundo motivo para amar a Dios es la común admiración que los hombres tienen por el bien. Nos gusta la gente buena y deseamos vivir y relacionarnos con ella. ¡Cuanto más deseamos vivir en la presencia del Buen Dios! El tercer motivo es la gratitud por el bien recibido. Somos agradecidos por los múltiples dones y beneficios que recibimos de otras personas. Hasta los animales saben mostrar su agradecimiento a los que los alimentan. ¡Cuántas más razones tenemos para estar agradecidos a Dios: por la tierra que ha llenado de animales, plantas, iluminándola con el sol, la luna y las estrellas; por el mar y tantos peces con los que nos alimentamos. Y a nosotros, las personas humanas, nos ha hecho a su imagen y semejanza! Nuestra facultad de amar, de pensar y la libertad son pruebas de ellos. Los animales no son libres, siguen al instinto, los humanos podemos dominar los instintos con el poder de nuestra libre voluntad. Y cuando por el pecado hemos manchado esa imagen divina en nosotros, Dios la ha purificado y redimido con la sangre de su propio Hijo Jesucristo”. 


  Jesús ha puesto en el mismo nivel el “amor al prójimo”. El amor al prójimo es la concreción del amor a Dios. El camino directo para llegar a Dios pasa por el amor al prójimo. Jesús nos dice “¡amaos como yo os he amado!”. No dijo: “amadme”, sino “amaos”. Un amor fraterno, horizontalista para llegar a la verticalidad del amor a Dios. 


  En la primera lectura del libro del Éxodo, Dios concretiza el amor al prójimo: “No oprimirás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto, no explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé”...


  En la segunda lectura, S. Pablo nos pone a la Iglesia de Tesalónica como modelo de esos dos amores por su “creer, esperar, amar”...


  Jesús nos está diciendo que veamos rostros; el de Dios en los rostros o caras de todos los que nos rodean, sea en el ambiente familiar, del trabajo, de la parroquia, etc. Examinemos nuestros amores...S. Juan de la Cruz nos lo recuerda con aquel “Dicho de luz y de amor” suyo: “A la tarde te examinarán en el amor”...Cada tarde o noche antes de dormir preguntémonos: ¿Cómo he vivido yo hoy mi amor a Dios con fe, esperanza, alabanza, acción de gracias y pureza?...Y ¿cómo he vivido mi amor al prójimo con acogida, paciencia, sonrisa, servicio?...pidamos luego por las faltas a esos dos amores, y gracia para amar más y mejor al día siguiente...


Quiero concluir con un soneto del poeta José Javier Aleixandre (1924-2017) titulado:


“PARA HACER PROVISIÓN DE AMOR”


Amor, Amor, Amor. Como se llena
mi corazón de amor. De amor que avanza
siempre: con tempestad y con bonanza.
De amor que sin cadenas me encadena.
De amor para el gozo, para la pena,
para la adversidad y la esperanza.
Amor que solo con amor se alcanza
y a la vez me atosiga y me serena.
Quiero que siembre amor la vida mía
por cuantos campos cruce mi sendero.
Quiero de amor mi pan de cada día,
porque quiero vivir de amor, y quiero
que mi amor siga siendo todavía
tan puro amor como mi amor primero.
         
 

j.v.c.

 

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