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La Transfiguración del Señor (A)

6 de Agosto de 2017

 

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La visión del profeta Daniel nos dice que el reino de Dios no tendrá fin. Pedro nos dice que su experiencia le ayuda a vivir el día a día en espera de esa vida enterna llevando la cruz diaria. También hoy podremos vivir nuestra vida con esperanza si sabemos oír las palabras del Hijo amado.

ORACION

Oh Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos. Concédenos te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, Predilecto, seamos un día coherederos de su Gloria. Amén

PRIMERA LECTURA: Dn 7,9-10. 13-14

La majestuosa visión que el Profeta Daniel tiene de la divinidad se hará realidad en la persona humilde y cercana de Jesús en Nazareth.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 97: 1-2, 6, 9

R/ EL SEÑOR REINA, ALTISIMO SOBRE TODA LA TIERRA.

  1. ¡El Señor reina alégrese la tierra,
    Regocíjese las islas numerosas!
    Lo rodea una nube tenebrosa,
    Justicia y derecho son la base de su trono. R/
     
  2. Los montes se derriten como cera
    Ante el que es Amo de toda la tierra;
    Los cielos proclaman su justicia,
    Y todos los pueblos ven su gloria. R/
     
  3. Porque tú eres Señor Altísimo en toda la tierra,
    Que destaca muy por encima de los dioses. R/ 

SEGUNDA LECTURA: 2 P 1:16-19

Solamente puede hablar de Jesús con convicción aquel que lo conoce. Pidamos al Señor que nos haga gustar su bondad y su poder, para ser sus testigos allí donde Dios nos envíe.

Aleluya

Aleluya, aleluya.
Este es mi hijo, amado, mi predilecto. Escúchenlo. Aleluya

 

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO Mt 17:1-19 

Por un instante, Jesús revela a tres de sus discípulos su verdadero aspecto, Jesús es el Hijo de Dios, es el que lleva a la perfección la ley de Moisés y la enseñanza de los profetas.


6 DE Agosto: La transfiguración del Señor

TEMA: EL MENSAJE DE LA MONTAÑA SAGRADA

Celebramos este domingo la “Transfiguración del Señor” en la montaña sagrada del Tabor. Creo que su mensaje es ejercitarse diariamente en la ascensión hacia Dios, aprendiendo de la transfiguración de Jesús.


La primera lectura del profeta Daniel, nos presenta la figura gloriosa de Jesús: “el Hijo del Hombre”, que asciende a la derecha de Dios Padre, donde recibe el poder y la gloria, el Reinado perpetuo sobre toda la humanidad.


Luego, la segunda lectura de la segunda carta de S. Pedro, nos presenta el recuerdo que Pedro tiene de aquel acontecimiento glorioso del que fue testigo, y que le llenó de felicidad de tal modo que, como nos dice el evangelio, le hizo exclamar: “hagamos aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”...


Y es que en el evangelio, se narra cómo la figura transfigurada de Jesús, con sus vestiduras blancas como la nieve y el rostro resplandeciente, estaba acompañada de Moisés y Elías, los dos representantes de la Ley y los Profetas. O sea, el Antiguo Testamento: Ley y Profetas, poniendo en medio al Nuevo Testamento cuyo foco es Jesús.


San León Magno, en su sermón 51 dice:

Esta transfiguración, en primer lugar, tenía por finalidad alejar del corazón de los discípulos el escándalo de la cruz, para que la humildad de la pasión, voluntariamente aceptada, no turbara la fe de aquellos que habrían visto la grandeza de la divinidad escondida. Pero, por la misma previsión, la trasnfiguración establecía en la Iglesia de Jesús la esperanza que la debería sostener, de manera que los miembros de Cristo comprendieran el cambio que se habría de realizar un día en ellos y que estaban llamados a gozar de la gloria que habían visto brillar en su cabeza, Cristo”.


A mí me gusta recordar estas palabras cada 6 de agosto, porque es el día “aniversario de la caída de la primera bomba atómica sobre Hiroshima, en Japón”. Hubo muchísimas víctimas inocentes por causa de ello, y el único consuelo está en creer que esa espantosa tragedia se verá superada por la gloria de la transfiguración en el cielo.


Y mientras vivamos acá, tenemos que vivir con esperanza: con cara de transfigurados, llevando nuestra sonrisa y servicio de amor a toda la familia, amigos, vecinos, a todas las personas con que nos encontremos, pidiendo por el Papa y por todos que sean discípulos de Jesús transfigurado en este mundo tan lleno de amenazas contra la paz.


Es por eso que me gusta terminar con el precioso Salmo del poeta santanderino Gerardo Diego (1896-1987) titulado:


SALMO DE LA TRANSFIGURACIÓN


Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Traspáseme tu rayo rosa y blanco.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla
en tu más alta catedral.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de Ti en tu gloria traspasado.
Quiero poder mirarte sin cegarme,
convertirme en tu luz, tu fuego altísimo
que arde de Ti y no quema ni consume.
¡Oh mi Jesús alzado sobre el trío
- Pedro, Juan y Santiago -
que cerraban sus ojos incapaces
de sostener tu Luz, tu Luz!
Y no cerrar mis párpados
como ellos los cerraban
con tu llaga de luz sustituyéndote
en inconsútil túnica incesante,
y dentro Tú manando faz de Dios.
 

 

 

j.v.c.

 

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