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Sexto Domingo De Pascua

 

14 De Mayo De 2023

 

Jesús, vuelto al Padre, no dejará solos a los creyentes. Permanecerá entre ellos de una forma nueva, por medio del Espíritu. El mismo lo comunicará a la Iglesia mediante el ministerio de los apóstoles para que cada cristiano dé razón de su esperanza y pueda soportar la cruz que conlleva el ser fiel a la vocación.

 

 

ORACION COLECTA

Oh Dios, misericordioso y compasivo, tu Hijo Jesús prometió a sus discípulos en la Ultima Cena: “No los dejaré huérfanos”. Concédenos la gracia de vivir siempre con Cristo y de estar sostenidos, en toda circunstancia, por el Espíritu Santo, nuestra ayuda. Por Jesucristo nuestro Señor.


PRIMERA LECTURA: Hch 8:5-8, 14-17

El pasaje de los Hechos de los Apóstoles que vamos a leer nos habla de la Misión del apóstol Felipe entre los samaritanos. Pidamos al Señor que nos regale una fe y un deseo tan grande de predicar el evangelio como el que tenían los primeros cristianos.


SALMO RESPONSORIAL
R/ ACLAMA A DIOS, TIERRA ENTERA.



Aclama a Dios, tierra entera;
Canten en honor de su nombre, alaben su gloria,
Digan a Dios: “! ¡Qué admirables son tus obras”!

Toda la tierra ante ti se inclina,
Te canta y celebra tu Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor:
Sus milagros que a los hombres espantan.

Transforma el mar en tierra firme,
Por el río pasaron caminando:
¡Que para él sean nuestros festejos,
Para el Valiente, ¡siempre vencedor!
Con sus ojos vigila a las naciones.

Vengan a oírme los que temen a Dios,
Les contaré lo que hizo por mí,
¡Bendito sea Dios,
Que no desvió mi súplica
Ni apartó de mí su amor!

 

SEGUNDA LECTURA: 1 P 3:15-18

La lucha contra el pecado llevó a Cristo a la cruz. También los discípulos encontrarán hostilidad y persecución. La fidelidad a la fe en la prueba y el sufrimiento nos hace imitadores de Jesús y colaboradores en su obra de salvación.


ALELUYA

Aleluya, aleluya.
El que me ama, guardará mi palabra, dice el Señor, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: Jn 14;15-21

Antes de su despedida, Cristo promete a los discípulos la compañía del Espíritu Santo. Las obras que nacen de ese Espíritu son las que atestiguan la presencia de Cristo en nuestra vida.

 


Audiencia General

El viaje a Hungría

 

Hace tres días regresé del viaje a Hungría. Deseo dar las gracias a todos aquellos que han preparado y acompañado esta visita con la oración, y renovar mi reconocimiento a las autoridades, a la Iglesia local y al pueblo húngaro, un pueblo valiente y rico de memoria. Durante mi estancia en Budapest pude sentir el afecto de todos los húngaros. Hoy quisiera hablaros de esta visita a través de dos imágenes: las raíces y los puentes.

Las raíces. Fui como peregrino a un pueblo cuya historia —como dijo san Juan Pablo II— ha estado marcada por «muchos santos y héroes, rodeados de multitudes de gente humilde y trabajadora» (Discurso con ocasión de la ceremonia de bienvenida, Budapest, 6 de septiembre de 1996). Realmente es verdad: he visto mucha gente sencilla y trabajadora custodiar con orgullo el vínculo con las propias raíces. Y entre estas raíces, como evidenciaron los testimonios durante los encuentros con la Iglesia local y con los jóvenes, están sobre todo los santos: santos que han dado la vida por el pueblo, santos que han testimoniado el Evangelio del amor, y que han sido luz en los momentos de oscuridad; muchos santos del pasado que hoy exhortan a superar el riesgo del derrotismo y el miedo del mañana, recordando que Cristo es nuestro futuro. Los santos nos recuerdan esto: Cristo es nuestro futuro.

Las sólidas raíces cristianas del pueblo húngaro han sido puestas a prueba. Su fe fue probada por el fuego. Durante la persecución atea del siglo XX, de hecho, los cristianos fueron golpeados violentamente, con obispos, sacerdotes, religiosos y laicos asesinados o privados de la libertad. Y mientras se intentaba talar el árbol de la fe, las raíces permanecían intactas: se mantenía una Iglesia oculta, pero viva, fuerte, con la fuerza del Evangelio. Y en Hungría esta última persecución, opresión comunista fue precedida de la nazi, con la trágica deportación de mucha población judía. Pero en ese atroz genocidio muchos destacaron por la resistencia y la capacidad de proteger a las víctimas, y esto fue posible porque las raíces de la vida juntos eran firmes. Nosotros en Roma tenemos una buena poetisa húngara que ha pasado todas estas pruebas y cuenta a los jóvenes la necesidad de luchar por un ideal, para no ser vencidos por las persecuciones, por el desánimo. Esta poetisa cumple hoy 92 años: ¡muchas felicidades, Edith Bruck!

Pero también hoy, como surgió en los encuentros con los jóvenes y con el mundo de la cultura, la libertad está amenazada. ¿Cómo? Sobre todo con los guantes blancos, de un consumismo que anestesia, por lo que nos conformamos con un poco de bienestar material y, olvidando el pasado, se “flota” en un presente hecho a escala del individuo. Esta es la persecución peligrosa de la mundanidad, llevada adelante por el consumismo. Pero cuando lo único que cuenta es pensar en sí y hacer lo que se quiera, las raíces se ahogan. Es un problema que tiene que ver con toda Europa, donde dedicarse a los otros, sentirse comunidad, sentir la belleza de soñar juntos y crear familias numerosas está en crisis. Toda Europa está en crisis. Reflexionemos entonces sobre la importancia de custodiar las raíces, porque sólo profundizando las ramas crecerán hacia lo alto y darán frutos. Cada uno de nosotros puede preguntarse, también como pueblo, cada uno de nosotros: ¿cuáles son las raíces más importantes de mi vida? ¿Dónde estoy arraigado? ¿Las recuerdo, las cuido? Continuará…

 

 
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