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Domingo De Ramos De La Pasión Del Señor

 

2 De Abril De 2023

 

Seis días antes de la Pascua, cuando el Señor subía a la ciudad de Jerusalén, los niños, con ramos de palmas, salieron a su encuentro, y con júbilo, proclamaban: ¡Hosanna en el Cielo! ¡Bendito tu que vienes y nos traes la misericordia de Dios!

 

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, tú que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA: Is 50:4-7

La figura del Siervo de Dios es símbolo de toda persona que sufre pero también de toda persona que confía en Dios. Todo el que sufre sabiéndose en manos de Dios, proclama con su vida que Dios no abandona al que se encuentra en dificultades.


SALMO RESPONSORIAL
R/ DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

Todos los que me ven, de mí se burlan,
Hacen muecas y mueven la cabeza;
¡confía en el Señor, pues que lo libre,
Que lo salve si le tiene aprecio!

Como perros de presa me rodean,
Me acorrala una banda de malvados.
Han lastimado mis manos y mis pies.
Con tanto mirarme y observarme
Pudieron contar todos mis huesos.

Reparten entre sí mis vestiduras
Y mi túnica la tiran a suerte.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
¡fuerza mía, corre a socorrerme!

Yo hablaré de tu nombre a mis hermanos,
Te alabaré también en la asamblea.
Alaben al Señor sus servidores,
Todo el linaje de Jacob lo aclame,
Toda la raza de Israel lo tema.


SEGUNDA LECTURA: Flp 2:6-11

Dios nos salva compartiendo con nosotros nuestros problemas y dolores. También el cristiano, haciéndose uno con los que sufren, colabora en la redención del mundo.

ACLAMACION: Flp 2:7-9

Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó, sobre todo, y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre.”

 

PASIÓN DEL SEÑOR SEGÚN SAN MATEO: Mt 27:11-54

Después de una vida dedicada a ayudar a los demás y al anuncio de la Buena Noticia, Jesús es conducido a la muerte de cruz. Meditemos con agradecimiento el relato de la pasión y pidamos la gracia de vivir como Jesús.

 


La Pasión Por La Evangelización:

El Celo Apostólico Del Creyente 6. El Concilio Vaticano Ii. 1. La Evangelización Come Servicio Eclesial

 

 

En la pasada catequesis vimos que el primer “concilio” en la historia de la Iglesia —concilio, como el del Vaticano II—, el primer concilio, fue convocado en Jerusalén para una cuestión relacionada con la evangelización, es decir, el anuncio de la Buena Noticia a los no judíos —se pensaba que solamente se debía llevar el anuncio del Evangelio a los judíos—. En el siglo XX, el Concilio Ecuménico Vaticano II presentó a la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino en el tiempo y por su naturaleza misionero (cfr. Decr. Ad gentes, 2). ¿Qué significa esto? Hay como un puente entre el primer y el último Concilio, en el signo de la evangelización, un puente cuyo arquitecto es el Espíritu Santo. Hoy nos ponemos a la escucha del Concilio Vaticano II, para descubrir que evangelizar siempre es un servicio eclesial, nunca solitario, nunca aislado, nunca individualista. La evangelización se hace siempre in ecclesia, es decir, en comunidad y sin hacer proselitismo porque eso no es evangelización.


El evangelizador, de hecho, transmite siempre lo que él mismo o ella misma ha recibido. San Pablo lo escribió primero: el evangelio que él anunciaba y que las comunidades recibían y en el cual permanecían firmes es el mismo que el Apóstol recibió a su vez (cfr. 1 Cor 15,1-3). Se recibe la fe y se trasmite la fe. Este dinamismo eclesial de transmisión del Mensaje es vinculante y garantiza la autenticidad del anuncio cristiano. El mismo Pablo escribe a los Gálatas: «Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!» (1,8). Es hermoso esto y esto les viene bien a muchas visiones que están de moda…


La dimensión eclesial de la evangelización constituye por eso un criterio de verificación del celo apostólico. Una verificación necesaria, porque la tentación de proceder “en solitario” siempre acecha, especialmente cuando el camino se vuelve áspero y sentimos el peso del compromiso. Igualmente, peligrosa es la tentación de seguir caminos pseudo-eclesiales más fáciles, de adoptar la lógica mundana de números y encuestas, de contar con la fuerza de nuestras ideas, programas, estructuras, las “relaciones que cuentan”. Esto no va, esto debe ayudar un poco, pero lo fundamental es la fuerza que el Espíritu te da para anunciar la verdad de Jesucristo, para anunciar el Evangelio. Las otras cosas son secundarias.


Ahora, hermanos y hermanas, pongámonos más directamente en la escuela del Concilio Vaticano II, releyendo algunos números del Decreto Ad gentes (AG), el documento sobre la actividad misionera de la Iglesia. Estos textos del Vaticano II conservan plenamente su valor incluso en nuestro contexto complejo y plural.


En primer lugar, este documento, AG, invita a considerar el amor de Dios Padre, como una fuente, que «por su excesiva y misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés alguno a participar con Él en la vida y en la gloria. Esta es nuestra vocación. Difundió con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de forma que el que es Creador del universo, se haga por fin "todo en todas las cosas" (1 Cor, 15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra felicidad» (n. 2). Este pasaje es fundamental, porque dice que el amor del Padre tiene como destinatario a todo ser humano. El amor de Dios no es para un grupito solamente, no… para todos. Esa palabra metéosla bien en la cabeza y en el corazón: todos, todos, nadie excluido, así dice el Señor. Y este amor por cada ser humano es un amor que alcanza a cada hombre y mujer a través de la misión de Jesús, mediador de la salvación y nuestro redentor (cfr. AG, 3), y mediante la misión del Espíritu Santo (cfr. AG, 4), el cual, el Espíritu Santo, obra en cada uno, tanto en los bautizados como en los no bautizados. ¡El Espíritu Santo obra!


 

(Plaza de San Pedro, miércoles, 8 de marzo de 2023)

 

 

 
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