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Semana Santa 2024

Domingo De La Palabra De Dios

 

22 De Enero De 2023

 

Isaías anuncia un mañana de luz y alegría. Jesús nos trae la luz verdadera con la buena noticia, y la llamada a seguirle. Y es Pablo el que pone la fuerza de esa luz no en los valores humanos, fuentes de división, sino en el mismo Cristo, fuente y signo de unidad.

 

ORACION COLECTA

Oh Dios, padre nuestro, nos reunimos en medio del frío del invierno para alabarte y darte gracias, y hoy, una vez más tu Hijo Jesús nos comunica el evangelio de tu reino. Haz, Señor, que esta nuestra comunidad reciba tu luz y la refleje, de modo que podamos iluminar la oscuridad del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA: Is 8:23-3:3

Israel, desterrado, soporta la humillación, pero abre su corazón a la esperanza. El mañana será mejor; Dios nunca nos dejará abandonados. Esta lectura es un mensaje para todos los que sufren sin perder la confianza en Dios.


SALMO RESPONSORIAL
R/ EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACION


El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién he de temer?
Amparo de mi vida es el Señor,
¿ante quién temblaré?

Una cosa al Señor solo le pido,
La cosa que yo busco es habitar en la casa del Señor
Mientras dure mi vida,
Para gozar de la dulzura del Señor
Y cuidar de su santuario.

La bondad del Señor espero ver
En la tierra de los vivientes.
Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba!
Espera en el Señor.

 

SEGUNDA LECTURA: 1 Co 1:10-13, 17


La Comunidad de Corinto está dividida. Algunos se dicen seguidores de Pablo, otros de Pedro. Pablo les recuerda que el único importante es Cristo y no aquel que lo anuncia. La auténtica fe lleva a la unidad y nunca a la división.

 


ALELUYA

Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino, curando las enfermedades del pueblo.
Aleluya, aleluya.


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO: Mt 4:12-23

El pasaje de evangelio de hoy nos habla del comienzo del anuncio del Reino de Dios con obras y palabras. Jesús nos llama a seguirle y nos invita a trabajar juntos con Él en la construcción del Reino de los Cielos.

 

 

“Un Hombre Pregunta…” ¿Dónde Está Dios? ...Se Ve, O No Se Ve.

 


Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha. De nada vale que te diga, que vive en tu garganta. Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas, en lo feo, en lo triste, en el aire y en el agua.


Dios está en el mar y, a veces, en el templo; Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa, en la madre que pare y en la garrapata, en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca. Dios está en la mina y en la plaza.


Es verdad que Dios está en todas partes, pero hay que verle, sin preguntar que dónde está, como si fuera mineral o planta. Quédate en silencio, mírate a la cara. El misterio de que veas y sientas, ¿no basta?


Pasa un niño cantando, tú le amas: ahí está Dios. Le tienes en la lengua cuando cantas, en la voz cuando blasfemas; y cuando preguntas qué dónde está, esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amada.


En los ojos le tienes cuando ríes, en las venas cuando amas. Ahí está Dios, en ti; pero tienes que verle tú. De nada vale quién te le señale, quién te diga que está en la ermita; de nada.


Has de sentirle tú, trepando, arañando, limpiando, las paredes de tu casa. De nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja; que se va de las manos del guerrero, aunque éste comulgue o practique cualquier religión, dogma o rama.


Huye de las manos del que reza, y no ama; del que va a misa, y no enciende a los pobres la vela de esperanza. Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada, en el hospital, y en la casa enrejada.


Dios está en eso tan sin nombre que te sucede cuando algo te encanta. Pero, de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa. Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas, si te inquieta la vida del que sube y no baja, si te olvidas de ti y de aquellos, y te empeñas en nada, si sin porqué una angustia se te enquista en la entraña, si amaneces un día silbando a la mañana y sonríes a todos y a todos das las gracias, Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
 

 

 

 
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