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Semana Santa 2024

El Santisimo Cuerpo Y Sangre De Cristo

 

14 de junio de 2020

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

La vida es como el desierto por el que el pueblo elegido caminó. Cristo se nos da como alimento capaz de conducirnos a la vida eterna, alimento prefigurado por el maná en el desierto. La Eucaristía es la mes de común unión con Cristo y con los hermanos. El que disfruta de este alimento camina hacia la vida eterna.

 

ORACION


 

O Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen

 

PRIMERA LECTURA: Dt 8:2-3, 14-16

Las dificultades que sufre el pueblo de Israel en su andar por el desierto son una ocasión para que Israel y Dios se acerquen; para que Israel conozca la voluntad y el amor que Dios le tiene. Lo mismo sucede con nuestras dificultades y con nuestro caminar por el desierto de la vida diaria.

 

SALMO RESPONSORIAL: Sal 147:12-13, 14-15, 18-19

R/ GLORIFICA AL SEÑOR TU DIOS.

 

  1. Glorifica al Señor, Jerusalén; 
alaba a tu Dios, Sión: 
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, 
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.


  2. Ha puesto paz en tus fronteras, 
te sacia con flor de harina. 
Él envía su mensaje a la tierra, 
y su palabra corre veloz. R/.


  3. Anuncia su palabra a Jacob, 
sus decretos y mandatos a Israel; 
con ninguna nación obró así, 
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

 

SEGUNDA LECTURA: 1 Co 10:16-17

La eucaristía nos recuerda que somos miembros de una misma familia. Una familia nacida del sacrificio de Cristo, de su amor por nosotros hasta entregar su vida en la Cruz.

 

ACLAMACION DEL EVANGELIO

Aleluya, aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor, quien coma este pan vivirá para siempre. Aleluya

 

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN Jn 6:51-58

La eucaristía es pan que da vida, pero vida eterna. La eucaristía nos une a Jesús que venció la muerte y nos hace andar so mismo camino hacia la resurrección.

 

 

Tema: “Hasta Que Vuelva”

 

Esta fiesta, en honor y adoración del Cuerpo de Cristo, se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, y fue extendida a toda la iglesia occidental por el papa Urbano IV en 1264. Tenía como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía digna de ser adorada. Con esta adoración alabamos y damos gracias al Señor, que dijo: Yo estaré con vosotros hasta el final de los siglos.

Jesús acompaña a su Iglesia a través de los siglos y la conforta con el alimento eucarístico.

Por el sacramento de la Eucaristía Jesús vive en nuestra ciudad, e nuestro pueblo: su casa es el templo, su celda el sagrario. Día y noche está a nuestra disposición.

Moisés recuerda al pueblo que, al atravesar el terrible desierto, contó con la ayuda de Dios, que te sacó de la esclavitud...que sacó para ti agua de la roca y te alimentó en el desierto (1ª. lectura) “con maná que n conocieron tus padres”.

Nosotros tenemos otro maná, que inventó Jesús, que es nuestro alimento, nuestra agua y nuestro vino, la Cena del Señor: el pan que comemos y el cáliz del que bebemos nos une a todos en un solo cuerpo, todos formamos un mismo cuerpo, porque nos alimentamos todos del mismo pan (2da. lectura).

Y Juan, en el evangelio, va más allá: el efecto de comer ese pan y beber ese vino es una unión total con Jesús: “el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. De modo que cuando pensamos, cuando hablamos, cuando actuamos, es Jesús quien lo hace a través de nosotros. Somos “el instrumento” del que se vale Jesús. Al comulgar, somos literalmente“ concorpóreos y consanguíneos de Cristo. Y podemos exclamar con San Pablo: “Ya no vivo yo: es Cristo quien vive en mí”. Y de este modo es el mismo Señor que, desde dentro de cada uno, nos invita al encuentro con todos los caminantes de este desierto con los que compartimos la experiencia del cariño de Dios.


Hoy debemos recordar más que nunca el himno “Adoro te devote” de santo Tomás de Aquino (1225-1274):

Te adoro devotamente, Dios escondido,
verdaderamente presente bajo estas apariencias.
A ti se rinde mi corazón
porque, al contemplarte, todo me entrego.
La vista, el gusto, el tacto no llegan,
pero por el oído mi fe está segura.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios verdadero,
nada más verdadero que la voz de la misma Verdad.
En la cruz se escondía Dios,
aquí se esconde también el Hombre.
Con todo, confieso mi fe en Dios-Hombre,
repito la confesión del buen ladrón.
No he podido, como Tomás, contemplar tus llagas.
No obstante, confieso: tú eres mi Dios.
Dame la fe creciente en tu verdad,
dame esperar en ti, amarte a ti.
Oh, memorial de la muerte del Señor,
Pan vivo que vivifica a los hombres.
Dame vivir por ti,
dame gutar para siempre tu suavidad.

Termino cn el soneto de Rafael Prieto Ramiro (en 2005):

 

PAN BAJADO DEL CIELO


Invita Dios-Amor a Eucaristía,
la mesa de la entrega y la esperanza,
fiesta de gratitud y de alabanza,
se reparten raciones de alegría.
Venid, los pobres, porque llega el día
de vuestra exaltación y vuestra danza;
os llama Dios, es cena grande y alianza
regada con un vino que es sangría.
Hay pan en los camino de la vida
y vino en el desierto torturante;
el cielo generoso, sin medida,
y el mismo Dios del hombre se ha hecho amante
se ha amasado en carnal y tierna harina
por ser nuestro alimento y medicina.

j.v.c.  

 

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