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Semana Santa 2024

Solemnidad De Santa Maria Madre De Dios

1 de Enero de 2019

TEXTOS BIBLICOS PARA LA LITURGIA EUCARÍSTICA

Comenzamos un Nuevo año deseándonos felicidad. También Dios nos felicita bendiciéndonos. Nos felicita con la paz, haciéndonos hijos suyos en su Hijo nacido de mujer. Y María, la bendita por Dios, recibe la visita y felicitación delos pastores. Que esta bendición de Dios nos acompañe durante el año.

 

ORACION

Dios y Señor nuestro, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los bines de la salvación, concédenos experimentar la intercesión de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen


PRIMERA LECTURA: Num 6:22-27

La primera lectura nos trae uno de los textos más bellos de todo el Pentateuco. Esta antigua fórmula de bendición nos alcanza la paz de Dios al comienzo del nuevo año.


SALMO RESPONSORIAL: Sal 67:2-3,7y8

R/ EL SEÑOR TENGA PIEDAD Y NOS BENDIGA

  1. El Señor tenga piedad y nos bendiga, 

    haga brillar su rostro sobre nosotros,

    para que en la tierra se reconozca su dominio,
    
y su victoria entre las naciones. /R
     
  2. Que canten de alegría las naciones, 

    porque gobiernas a los pueblos con justicia 

    y guías a las naciones de la tierra. /R
     
  3. ¡Que los pueblos te den gracias,
    Señor, 
que todos los pueblos te den gracias!

    Que Dios nos bendiga,
    
y lo teman todos los confines de la tierra /R


SEGUNDA LECTURA: Gal 4:4-7

Jesús llama a Dios, Abba, es decir, Padre. Nosotros, por la fe, nos hacemos hijos de Dios y con toda confianza le llamamos también Padre. Que el Espíritu nos acompañe siempre para que no solo de palabra, sino también con las obras vivamos como hijos e hijas de Dios.


ACLAMACION DEL EVANGELIO Hb 1:1-2

Aleluya, aleluya En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. Aleluya.

 

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS: Lc 2:16-21

Al poco tiempo de nacer Jesús es circuncidado y pasa a ser miembro del pueblo elegido. Juntamente se le da un nombre que significa Salvador. Jesús se hace uno de nosotros para salvarnos a todos, para acompañarnos por el camino de todos los días hacia la paz verdadera.

 

TEMA: “Un día para admirarse”

hoy es también un día para admirarse delante de la Madre de Dios: Dios es un niño pequeño en brazos de una mujer, que nutre a su Creador. La imagen que tenemos delante nos muestra a la Madre y al Niño tan unidos que parecen una sola cosa. Es el misterio de este día, que produce una admiración infinita: Dios se ha unido a la humanidad, para siempre. Dios y el hombre siempre juntos, esta es la buena noticia al inicio del año: Dios no es un señor distante que vive solitario en los cielos, sino el Amor encarnado, nacido como nosotros de una madre para ser hermano de cada uno, para estar cerca: el Dios de la cercanía. Está en el regazo de su madre, que es también nuestra madre, y desde allí derrama una ternura nueva sobre la humanidad. Y nosotros entendemos mejor el amor divino, que es paterno y materno, como el de una madre que nunca deja de creer en los hijos y jamás los abandona. El Dios-con-nosotros nos ama independientemente de nuestros errores, de nuestros pecados, de cómo hagamos funcionar el mundo. Dios cree en la humanidad, donde resalta, primera e inigualable, su Madre.

Al comienzo del año, pidámosle a ella la gracia del asombro ante el Dios de las sorpresas. Renovemos el asombro de los orígenes, cuando nació en nosotros la fe. La Madre de Dios nos ayuda: Madre que ha engendrado al Señor, nos engendra a nosotros para el Señor. Es madre y regenera en los hijos el asombro de la fe, porque la fe es un encuentro, no es una religión. La vida sin asombro se vuelve gris, rutinaria; lo mismo sucede con la fe. Y también la Iglesia necesita renovar el asombro de ser morada del Dios vivo, Esposa del Señor, Madre que engendra hijos. De lo contrario, corre el riesgo de parecerse a un hermoso museo del pasado. La “Iglesia museo”. La Virgen, en cambio, lleva a la Iglesia la atmósfera de casa, de una casa habitada por el Dios de la novedad. Acojamos con asombro el misterio de la Madre de Dios, como los habitantes de Éfeso en el tiempo del Concilio. Como ellos, la aclamamos «Santa Madre de Dios». Dejémonos mirar, dejémonos abrazar, dejémonos tomar de la mano por ella.

Tómanos de la mano, María. Aferrados a ti superaremos los recodos más estrechos de la historia. Llévanos de la mano para redescubrir los lazos que nos unen. Reúnenos juntos bajo tu manto, en la ternura del amor verdadero, donde se reconstituye la familia humana: “Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios”. Digámoslo todos juntos a la Virgen: “Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios”.

 

 

 
 
 
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