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Semana Santa 2024

ANGELUS DEL PAPA FRANCISCO

ZENIT- Ciudad del Vaticano, 5 Mar. 2017

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos introduce en el camino hacia la Pascua y nos muestra a Jesús que permanece durante cuarenta días en el desierto, sujeto a las tentaciones del diablo (cf. Mt 4,1-11).


Este episodio se coloca en un momento preciso de la vida de Jesús: inmediatamente después de su bautismo en el río Jordán y antes del ministerio público. Él acaba de recibir la investidura solemne: el Espíritu de Dios descendió sobre Él, el Padre del cielo lo declaró “Mi Hijo amado” (Mateo 3:17).


Jesús está ya listo para comenzar su misión; y porque tiene un enemigo declarado, es decir, Satanás, Él lo afronta de inmediato, “cuerpo a cuerpo”. El diablo hace presión sobre el título de “Hijo de Dios” para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión: “Si eres Hijo de Dios …”, le repite tres veces (v 3.6), y le propone hacer gestos milagrosos, de hacer ‘el mago’, como convertir las piedras en pan para satisfacer su hambre, y saltar de los muros del templo haciéndose salvar por los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarlo a él, el diablo, para tener el dominio sobre el mundo (cf. v. 9)”.


“Mediante esta triple tentación, Satanás quiere desviar a Jesús del camino de la obediencia y la humillación – porque sabe que así, por este camino, el mal será derrotado – y llevarlo por el falso atajo del éxito y la gloria.


Pero las flechas venenosas del diablo son todas “paradas” por Jesús con el escudo de la Palabra de Dios (vv. 4.7.10) que expresa la voluntad del Padre.
Jesús no dice alguna palabra propia: responde con la Palabra de Dios. Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto.


“Durante los cuarenta días de la Cuaresma, como cristianos estamos invitados a seguir los pasos de Jesús y a hacer frente a la batalla espiritual contra el maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve. La Palabra de Dios: aquella que tiene la fuerza para derrotar a Satanás. Para ello hay que familiarizarse con la Biblia: leerla menudo, meditarla, asimilarla.


La Biblia contiene la Palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz. Alguien dijo: ¿qué pasaría si tratamos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si nos volviéramos cuando nos la olvidamos: tú te olvidas el teléfono celular… “¡No lo tengo, vuelvo a buscarlo!”. Si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono… ¿qué sucedería?


Claramente la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien; sabríamos vencer las sugerencias diarias del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, recibiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más vulnerables y necesitados, y también a nuestros enemigos”.


“Que la Virgen María, imagen perfecta de la obediencia a Dios y de la confianza incondicional a su voluntad, nos sostenga en nuestro camino cuaresmal, a fin de que nos pongamos en dócil escucha de la Palabra de Dios para hacer una verdadera conversión del corazón.

 

El Papa reza la oración del ángelus y después saludó a todos los que vinieron de distintos lugares diciendo:

“Queridos hermanos y hermanas, dirijo un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos que llegaron de Italia y de diversos Países.


Saludó también a los fieles provenientes de las diócesis de Madrid, Córdoba y Varsovia, así como a los de Belluno y Mestre. Saludo a los jóvenes del decanato de Biaggio (Milán), y a los participantes el encuentro promovido por las Maestra Pías Filipinas.


Hace pocos días hemos iniciado la Cuaresma, que es el camino del Pueblo de Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal con el arma de la oración, del ayuno y de las obras de caridad.


Les deseo a todos que el camino cuaresmal sea rico de frutos; y les pido que se acuerden en sus oraciones de mí y de mis colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciaremos la semana de Ejercicios Espirituales. Gracias de corazón por esta oración que harán.

Y por favor no se olviden, no se olviden: 
¿Qué pasaría si tratáramos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono celular?
Piensen en esto. 
¡La Biblia siempre con nosotros, cerca de nosotros! Les deseo un buen domingo, 
‘Buon pranzo e arrivederci’!

 

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