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Una Mirada Retrospectiva

En la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, carta programática del pontificado del Papa Francisco, encontramos una expresión reveladora:

La Iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva” (EG 24).

 

Con ella el Papa nos anticipaba el sentido del Jubileo extraordinario que convocaría el 11 de abril de 2015 con las siguientes palabras: "He decidido convocar un Jubileo extraordinario que tenga en el centro la misericordia de Dios. Será un Año santo de la misericordia. Lo queremos vivir a la luz de la Palabra del Señor: «Sed misericordiosos como el Padre». ¡mucha misericordia!

Como ya es sabido, el Jubileo Extraordinario iniciaba oficialmente el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro y se concluiría el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. En medio de estas dos fechas se desarrolló un calendario de celebraciones con numerosos eventos, a cual más significativo y elocuentemente expresivo de lo que el papa Francisco lleva en su corazón.

En su homilía de la Misa de apertura dijo: “Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Es Él el que nos busca. Es Él el que sale a nuestro encuentro… Será un año para crecer en la convicción de la misericordia. Que el atravesar la Puerta Santa, por lo tanto, haga que nos sintamos partícipes de este misterio de amor. Abandonemos toda forma de miedo y temor, porque no es propio de quien es amado; vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo”.

Ese signo lo anticipó en Bangui, realizando un acto nuevo en la historia de los jubileos. Por primera vez la puerta santa no se abría en las basílicas papales, sino en África, poniendo a ese continente ante el mundo para que percibiera la potencialidad que posee para el futuro de la humanidad.

El logo del Jubileo constituye un compendio teológico de la misericordia y del lema que lo acompaña “Misericordiosos como el Padre” (Lc 6,36), nos proponía vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6,37-38). El Papa invitó también al Islam y al hebraísmo a descubrir en el tema de la misericordia la vía del diálogo y de la superación de las dificultades por todos conocidas.

El calendario de los eventos jubilares puso de relieve que se trataba de un Jubileo temático y que comprendía todos los campos de la Iglesia. Pues buscaba precisamente recordar a la Iglesia entera la misión prioritaria de ser signo y testimonio de la misericordia en todos los aspectos de su vida pastoral. Así, después de la apertura de la Puerta Santa en todas las Basílicas Patriarcales de Roma se iniciaron las celebraciones de los jubileos particulares el 19 de enero de 1916.

Primeramente el Jubileo de Santuarios y Peregrinaciones. Encuentro Internacional de cuantos organizan las peregrinaciones, y de los que sirven en los santuarios: Lugares de la Misericordia.

Luego el Jubileo de las Personas Consagradas en la Fiesta de la Presentación del Señor.

Y el 10 febrero, Miércoles de Ceniza, durante la celebración en San Pedro, el Papa Francisco envío a los Misioneros de la Misericordia con el mandato de difundir, en la predicación y en la confesión, el efluvio bondadoso del buen pastor.

Durante la Cuaresma también se tuvo Adoración Eucarística y Sacramento de la Reconciliación en varias iglesias y Basílicas. Y el Papa Francisco en cada rezo del Ángelus nos invitaba frecuentemente a practicar las Obras de Misericordia, tomando él mismo la iniciativa de visitar cada viernes algún hospicio, hospital, asilo o reclusorio, lugares donde las personas están necesitadas de un signo de amor y misericordia. Es un gesto tan profundamente humano del Papa Francisco que muestra el gran valor de la vida humana y la dignidad con la que siempre debe ser respetada. Un compromiso concreto para hacer de cada uno un instrumento visible de misericordia para con todos.

Del 04 al 05 de marzo el Papa nos convocó para vivir las 24 horas para el Señor, en todas nuestras Diócesis, con Adoración Eucarística y confesiones sacramentales. Es una exigencia real del momento presente y un incentivo para vivir los próximos años con responsabilidad misionera. La gran presencia del pueblo en estos actos puso de manifiesto que el mensaje del encuentro con Cristo y la posibilidad de experimentar la ternura y el perdón de Dios se perciben como una exigencia personal para dar sentido a los hechos dramáticos de la historia de estos años.

Después siguieron otros muchos jubileos: El Jubileo de los devotos de la espiritualidad de la Divina Misericordia; el Jubileo de los Adolescentes; La Vigilia de oración para " Enjugar las lágrimas" de todos los que tienen necesidad de consolación; el Jubileo de los Diáconos, el Jubileo de los Sacerdotes; el Jubileo de los Enfermos y de las Personas con diversidad funcional. El Jubileo de los Jóvenes - Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia. El Jubileo del Voluntariado y de los Operarios de la Misericordia. El Jubileo de los Catequistas. El Jubileo Mariano en octubre, mes del Rosario y Misionero. Y finalmente el 06 de noviembre el Jubileo de los Reclusos y el 13 de noviembre el Jubileo de las personas excluidas socialmente. Este mismo día se cierra la Puerta Santa en todas las Diócesis e iglesias jubilares del mundo.

La Clausura de este Año Santo Extraordinario de la Misericordia será el 20 noviembre, Solemnidad de Cristo Rey del Universo, con la Clausura de la Puerta Santa de San Pedro por el mismo Papa Francisco,

Aquí cabe preguntarnos: ¿Qué efectos y qué frutos ha dejado en mí, en mi familia y en mi parroquia la Celebración de este Año Jubilar?

Hna. María Matilde N. mc

 

 
 
 
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