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Del Habla Interior De Cristo Al Alma Fiel

El alma: Oiré lo que dice el Señor a mi corazón.

 

Bienaventurada el alma que oye al Señor que le habla, y recibe de su boca palabras de consuelo.

Bienaventurados los oídos que escuchan suave murmullo de las inspiraciones divinas, y desprecian los susurros de este mundo.

Bienaventurados los oídos que no escuchan la voz que suena fuera, sino que oyen la voz que enseña la verdad en el interior.

Bienaventurados los ojos que, cerrados a las cosas exteriores, están atentos a las interiores.

Bienaventurados los que conocen bien las cosas interiores, y con ejercicios continuos se preparan, cada día más, a recibir los secretos celestiales.

Bienaventurados los que se alegran ocupándose en Dios y se desprenden de todo impedimento del mundo.

 

Considera todo esto, alma mía, y cierra las puertas de los sentidos para que puedas oír lo que te dice en el interior el Señor, tu Dios.

Por esto, renunciadas todas las cosas, procura ser agradable a tu creador para que puedas alcanzar la verdadera bienaventuranza.

 

(De la Imitación de Cristo por Tomás de Kempis)

 

 

 

 

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