• -Lo de la inmaculada Concepción no puede ser posible. La Virgen no es un ángel, es una mujer.
• - su compañero le contesta-: Y seguramente, tampoco creerás que tú naciste con el pecado original.
• -Por supuesto. ¿Cómo voy a nacer con pecado sin ninguna culpa por mi parte?
• - ¿Te das cuenta de la conclusión a la que llegas? No crees en la “Inmaculada Concepción de la Virgen María” y crees en tu inmaculada concepción.

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¡Cómo no iba a ser Inmaculada, la Madre de un Dios Inmaculado!

(Frase de la Beata Madre María Inés).

Dios tiene un plan, un proyecto para cada cosa. Y las cosas son lo que son porque coinciden con ese proyecto de Dios sobre ellas.

Los hombres-seres libres- “obligamos” a Dios a tener como dos ideas acerca de nosotros mismos: lo que Él quería y proyectaba, por una parte, y lo que cada uno vamos realizando día a día. Dos líneas que no coinciden del todo, y a veces no coinciden en nada. Aun los santos más santos han sufrido tentaciones, pero no sucumbieron en ellas, las resistieron con la gracia de Dios.

La única persona en la que coinciden exactamente las dos líneas es la Virgen María. María es la que nunca se ha desviado, la que siempre agrado al Padre por su Fidelidad, Confianza, la toda pura, la llena de gracia.

La Virgen María es lo que Dios ha querido que fuese. Cada uno de nosotros pensemos si me he esforzado por ser aquello que Dios quiere de mí.