A un joven escritor que le pedía consejo le dijo:

-Mira joven, una de las mejores armas en la lucha por la vida es un buen despertador.

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El minuto heroico. –Es la hora, en punto, de levantarse. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y ¡arriba!
El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalezca tu voluntad y no debilita tu naturaleza”.

Un día es fácil. Todos los días, sin concederse un instante a las ganas o a la falta de ganas, eso es “heroico”.

Empezar bien equivale a medio camino andado.