La Postura Para Ser Discípulo

 

Elías se encontró con Eliseo que trabajaba en el campo. Al pasar a su lado, le lanzó su manto.”

Este gesto elegante era una invitación de Elías a Eliseo para que fuese su discípulo.

 

Eliseo dejó su vaca y siguió a Elías diciendo: “Deja que me despida de mis padres y luego te seguiré”. Es una petición muy lógica. Pero Elías no lo permitió.

No se trataba de que un beso de despedida estaba en contra de mantener una distancia prudente por el coronavirus, sino que los maestros de aquella época querían que los siguiesen en aquel mismo instante. Elías le dijo: “Vete, pero cuando vuelvas yo ya me habré ido”.

“Eliseo mató una pareja de vacas, echó al fuego los yugos de esas vacas, y con ese fuego preparó la carne y dio de comer a sus sirvientes, y después se levantó y siguió a Elías.” Este gesto también tiene estilo.

En el Antiguo Testamento se ve que cuando sucede algún evento siempre sacrifican animales. Jesús despreciaba esa horripilante costumbre. Para acabar con eso, dijo que Él iba a ser el único y el último sacrificio.

La postura de Eliseo fue digna. Se aseguró de que aunque se arrepintiera y volviera, no podría volver a trabajar. Él decidió seguir a Elías con la pretensión de no volver jamás.

Los discípulos de Jesús también siguieron a su maestro dejando las redes inmediatamente.

Pidamos nosotros también poder prescindir de todo lo que nos impide caminar junto a Jesús.

Desearlo es rezar confiados y pedirlo es esforzarse uno mismo.

 

 

J. Garralda 
Traducido del original en japonés