Ellos le preguntaron si era justo pagar los tributos al César.

Muchos de la muchedumbre estaban en contra de pagar los impuestos, y también había otros que estaban de acuerdo por el conformismo. Jesús estaba entre la espada y la pared.

Pero Jesús, más listo que el hambre, no dio una respuesta directa, sino que nos dio una lección importante. “Dad al César lo que es del César, y dadle a Dios lo que es de Dios.” Los que le tendieron la trampa, tras hacer el ridículo, se fueron abatidos y taciturnos.

“Dad a Dios lo que es de Dios”. Esto es lo que Jesús siempre nos ha estado enseñando.

Pero, ¿qué es eso que le pertenece a Dios? Hay muchas opiniones respecto a eso.

El reverendo Martin Luther King, cuando inició su manifestación pacífica por los derechos de los negros, fue criticado con estas palabras. “Usted limítese a rezar, que las oraciones son de Dios y deje que los políticos y los ciudadanos se encarguen de los movimientos políticos.”

Pero el reverendo King, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, les contesto: “Los derechos humanos son cosas de Dios”.

Efectivamente. Lo que es de Dios, lo explica la base de la ley: “Escucha, oh Israel. Amarás a Dios con todo tu corazón, y al prójimo como a ti mismo.”

. Los que no muestran interés por las personas que están sufriendo injustamente, va en contra de lo que dijo el reverendo King.

Procuremos nosotros también buscar la igualdad para las personas que están en apuros, buscando todo aquello que sea de Dios.

J. Garralda 
Traducido del original en japonés